Por: Rubén Duarte García
En esta ocasión estamos con una personalidad muy reconocida aquí en la capital del estado y también, pues, en parte del estado de Coahuila, Don. Xavier Alviso Flores, peluquero de aquellos años, la verdad, donde todos íbamos y nos tocó ir al centro de la ciudad a que nos dieran nuestro corte de cabello y tal vez llegamos a visitarlo a don Xavier.
¿Cómo está, don Xavier?
Muy bien, muchas gracias por visitarme
Oiga, Don Xavier, ¿de dónde es originario?
De aquí de Saltillo, Coahuila. De mi Familia, todos, vivimos aquí.
¿Cuántos hijos, cuántos hijos tuvo, don Xavier?
Tres hijos, dos hombres y una mujer. Y tengo cuatro nietos.
Oiga, don Xavier, ¿casado?
Felizmente. Voy a completar 56 años ya de casado.
El amor de su vida. El amor de mi vida. ¿Dónde conoció a su esposa, don Xavier? Aquí en Saltillo, precisamente.
Sí, precisamente aquí en Saltillo, enfrente de una peluquería donde yo trabajé, aquí en la calle Abasolo, bajando luego Presidente Cárdenas.
Oiga, y platíquenos, ¿cómo llegó a conquistar a su señora esposa?
No, pues vivíamos ahí enfrente. Ella tenía su novio también. Pero, la suerte se vino por el lado acá de mi esposa y el lado mío y nos juntamos, gracias a Dios.
Yo me casé a los 23 años y ella tenía 3 años menos que yo, así que a los 20 años.
Muy bien, don Xavier. Oiga, díganos, ¿cómo fue su vida de niño? ¿Fue una vida holgada o carencias?
Carencias, muchas carencias.
¿Su papá, a qué se dedicaba su papá?
Mi papá era trabajador del Grupo Industria Saltillo. Por eso nos dieron beca para estudiar ahí en el Colegio México. Cursé unos un año o dos años ahí, pero no terminé. Porque me iba a ir de sacerdote.
O más bien, nos invitaron para que fuéramos a visitar allá, con Los Salesianos, a Guadalajara. Y entonces, como es Salesiano, el Colegio México, por eso nos invitaron.
¿Y le gustó a usted eso de ser religioso?
No me gustó, me invitaron porque tenía muy buenas calificaciones en el quinto año. Fue cuando yo me salí, por eso le digo que no terminé.
¿Y entonces inició su dedicación al corte de cabello? ¿Cómo llegó a empezar el corte de cabello?
Transcurrió varios años, yo vengo trabajando desde muy chico, de lustrador, de calzado, inclusive trabajé en un restaurante, trabajé en una carnicería, chiquito.
Tenía más hermanos, me imagino.
Sí, fuimos 19 de familia, ya ahorita, yo soy el más grande que queda de la familia.
¿Cuántos hermanos ya se han partido?
Pues ahorita quedamos 5, no más de 19.
Don Xavier ¿en qué punto de la ciudad de Saltillo inició con esto del corte de cabello y quién le enseñó también?
Bueno, ahí precisamente en la calle de Abbot, me empezó a gustar la peluquería y quise hacer mis pininos ahí, pero luego ya se me llenaba de gente, los muchachitos llenaban la peluquería porque como yo les daba dinero para que se dejaran cortar el pelo, pues de mis mismas boleadas. Total, salí de ahí. Porque el señor me dijo ya, ¿sabes qué? Tienes más gente tú que yo.
Y anduve vagando otra vez, anduve de esto, y del otro y le hice varias cosas. Y total, ahí tenía que unos 14 años, vine a dar aquí a la calle de Abasolo, donde trabajé con un maestro que se apellidaba Chávez, José Chávez. Tenía un silloncito de tres patas de madera y ahí empecé.
El señor no creía mucho en mí. Nos levantábamos a las siete de la mañana, teníamos que tener la herramienta limpia, teníamos que tener todo. Y así cumplía yo.
Gracias a Dios, ahí ya conocí a mi esposa, pero no, todavía no era mi esposa, todavía no era mí, pretendienta, ni su pretendiente era yo.
Nomás echaba en el ojo. Nomás echaba. Pues hasta ahí yo le caía mal. Y gracias a Dios, aquí estamos, ya como le dije, cincuenta y seis años de casados, felizmente para mí. Yo creo que para ella quizás.
¿Don Xavier cuanto tiempo duro en la calle de Obregón?
Duré 34 años en la calle de Obregón, y Victoria, antes de llegar a Victoria, y duré con otro señor, Guadalupe Valdés. Duré 17 años. Y también me dijo, firma este papelito, porque no tener compromiso contigo, y esto y lo otro.
¿Y cuántos eran los cortes de pelo?
Nosotros cobramos $3 pesos, $2 pesos, $1.50. Y así hemos aumentado. Hasta ya el precio que tienen ahora.
Sí. Oiga, don Xavier, ¿sabemos que le gusta el béisbol?
Bastante. Sí,
¿qué posición juega en el béisbol?
Jugué en la segunda base.
¿Le gusta el equipo de los Saraperos?
Siempre me ha gustado, pero cuando estuvieron otros directivos, Jorge Torres Caso, que fue él, traía buenos peloteros. Cuando Tomás Herrera trajo buenos peloteros, conocí a Tomás Herrera. Y de ahí, gracias a Dios, más iba seguido al béisbol.
¿Y qué edad es la que tiene?
79 años los cumplí el 10 de enero. Sí. Sí, gracias a Dios.
Bien conservado, yo creo que, por el trabajo, el deporte.
La buena relación que tengo yo con mi familia, con los clientes. Que siento que me aprecian porque tengo clientes de 50 y tantos años que les corto el pelo y todavía vienen conmigo.
Oiga, bueno, platíquenos. ¿Llegó aquí Abasolo hace cuántos años? Aquí a Abasolo antes de llegar a Nazario Ortiz.
Sí, ahorita tengo 16 años. Me vine un 31 de diciembre. Un fin de año. Porque yo tenía yo mi agenda de los clientes que tenían que cortarse el pelo. Entonces ya me hablaban por teléfono.
Y de ahí ya nos agarramos muy bien. La señora, la dueña de aquí, no creía que traía gente. Dice, lo miro muy solo.
¿Cómo ves si le mando a hacer unos papelitos para que deje a todos los vecinos? Le dije, no se preocupe, no se preocupe. Va a haber al rato.
Y al rato, después de que pasa el tiempo me dice, qué horror. Y tiene pura gente buena. Pura gente estudiada.
Oiga, Xavier, me imagino que ha tenido clientes de gobierno, clientes de empresa. ¿Qué gobernadores o qué funcionarios políticos han venido con usted?
Allá le cortaba el pelo en aquel entonces, en la calle Victoria, a Don Óscar Flores Tapia, que fue gobernador de Coahuila.
¿A quién más ha tenido como gente así de política, empresarios?
Por ejemplo, Manolo Jiménez, que hoy es gobernador de Coahuila, yo le cortaba el pelo cuando estaba chiquito, al papá de Manolo, y ahorita pues tiene sus quehaceres, por eso ya no, nosotros seguimos adelante, y ellos siguen adelante por su rumbo. Pero gracias a Dios de ellos, he recibido lo mejor de todos ellos.
Oiga, ¿y le hacen su festejo cada vez que cumple años aquí, o lo mandan a felicitar o algo?
No, algunos me han dicho que ¿por qué no hago un festejo en grande? Dicen, no hay necesidad de que tú nos invites. Nomás dime, voy a festejarte al día, y tenlo por seguro que vamos a estar ahí contigo.
¿y cuántos clientes más o menos tiene por día?
Pues mira, ya ahorita, si te digo, va bajando mucho, ya ha cambiado mucho el tiempo.
Muchas de las veces hago ya 4 o 5 clientes. Pero ya me conformo, porque gracias a Dios, estoy contento, pues mis hijos estudiados y con el gran amor de mi esposa y amigos.