La científica ausente

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Por Fernando Urbano

Hasta el cansancio el oficialismo ha intentado convencer a los mexicanos de que Claudia Sheinbaum Pardo es una mujer extremadamente capaz e inteligente, y hasta se han atrevido a llamarla “científica” los 4Tetistas. Pero lo visto en estos primeros días de campaña nos dicen otra cosa, y al parecer la candidata morenista tiene miedo a expresar sus propias ideas, a ser exhibida y cuestionada. La “doctora” y “científica”, no existe. A cada acto de campaña al que se apersona solamente vemos a una imitadora de López Obrador, mimetizada en sus expresiones, el ritmo y hasta la velocidad con la que habla el presidente; simula sus posturas y hasta imita sus movimientos.

Seguramente Claudia conoce sus limitaciones y es esa es la razón por la que ha rechazado las invitaciones a eventos en donde pueda estar en riesgo, y que pueda exhibirse su ignorancia y falta de capacidad para enfrentar situaciones fuera de su tutor. Además de seguramente no contar con el permiso del presidente para exponerse y contestar aquello que pueda sacarla de su zona de confort. Su propia campaña no le pertenece, realmente es de López Obrador, él es el verdadero candidato, él está presente todos los días, y está recorriendo el país como si estuviera en campaña. Él es el único que puede hablar y pensar.

De lo único que esta convencida la candidata del oficialismo es del ritmo que le marca López Obrador, y lo que antes parecía disciplina ahora no es más que un sometimiento excesivamente servil a su creador, un hombre mentiroso, verborreico, demagogo y autoritario, que se encuentra hundido en el fracaso de sus propias ideas.

López Obrador va al frente, esa es su propia estrategia, y ella no puede ni debe negociar a donde vaya, solo la hará él. Por esa razón esta de gira “monitoreando obras”, y para exigirles a los lideres locales la movilización de los electores para él mismo, y no para su candidata.

El discurso, su oratoria y el contacto popular, no se le da, no conecta, y no es algo nuevo, lo arrastra desde el primer día que inicio sus funciones como jefa delegacional.  Solamente logra “motivar” cuando necesariamente tiene que mencionar en su discurso un “viva López Obrador”. No hay más explicaciones, Claudia solamente va a continuar con el gobierno de López Obrador, así lo ha reconocido y defendido, “… ahora va a haber continuidad a un montón de proyectos estratégicos…”, “continuidad con cambio” para mimetizar su proyecto político al de López Obrador sin asumirlo absolutamente. Y de la misma forma ya lo hizo saber, ella si va a cambiar el fondo de la constitución.

Incorporó con punto y comas las reformas constitucionales que envió el Ejecutivo al Congreso, en materia electoral, la justicia, la Guardia Nacional, la vivienda, las pensiones, el combate a las drogas, el cuidado del agua, la minería y los trenes de pasajeros. Lo que exhibe que no es solo una adopción de las políticas de López Obrador, si no una ausencia total de autonomía que tendría en el cargo, en caso de ser presidenta.

Claudia es la candidata de Morena no por méritos y tampoco por capacidades, es la candidata a la Presidencia porque así lo quiso López Obrador.

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